domingo, 11 de febrero de 2007

Dice Roberto Arlt*

Cuando se tiene algo que decir, se escribe en cualquier parte. Sobre una bovina de papel o en un cuarto infernal. Dios o el Diablo están junto a uno dictándole inefables palabras.

Orgullosamnete afirmo que escribir; para mí, constituye un lujo. No dispongo, como otros escritores, de rentas, tiempo o sedantes empleos nacionales. Ganarse la vida escribiendo es penoso y rudo.

Se dice de mí que escribo mal. Es posible. De cualquier manera, no tendría dificultad en citar a numerosa gente que escribe bien y a quienes únicamente leen correctos miembros de sus familias.

Variando, otras personas se escandalizan de la brutalidad con que expreso ciertas situaciones perfectamente naturales a las relaciones entre ambos sexos. Después estas mismas columnas de la sociedad me han hablado de James Joyce, poniendo los ojos en blanco.

Pero James Joyce es inglés, y es de buen gusto llenarse la boca hablando de él. El día que James Joyce esté al alcance de todos los bolsillos, las columnas de la sociedad se inventarán un nuevo ídolo a quien no leerán sino media docena de iniciados.

De cualquier manera, como primera providencia he resuelto no enviar ninguna obra mía a la sección de crítica literaria de los periódicos. ¿Con qué Objeto? Para que un señor enfático entre el estorbo de dos llamadas telefónicas escriba para satisfacción de las personas honorables.

"El señor Roberto Arlt persiste aferrado a un realismo de pésimo gusto, etc., etc."

No, no y no.

Han pasado esos tiempos. El futuro es nuestro, por prepotencia de trabajo. Crearemos nuestra literatura, no conversando continuamente de literatura, sino escribiendo en orgullosa soledad libros que encierran la violencia de un "cross" a la mandíbula. Sí, un libro tras otro y "que los eunucos bufen".

El porvenir es triunfalmente nuestro. Nos lo hermos ganado con sudor de tinta y rechinar de dientes, frente a la "Underwood", que golpeamos con manos fatigadas, hora tras hora.

* Fragmentos tomados de la introducción a Los Lanzallamas (1931). Biografía de Roberto Arlt

1 comentario:

Anónimo dijo...

"El porvenir es triunfalmente nuestro"... qué más decir. Cuando nuestras energías decaen, cuando nuestro mirar se torna triste y nuestras emociones nos traicionan; sólo necesitamos traer a nuestra bella dama para que nos levante la verdad de a pedacitos:
"UTOPÍA que me hiciste mal
y sin embargo te quiero
porque sos la mensajera
de un mundo que va por más"
Un abrazo amigo Bazán, y que las olas le traigan la buena nueva... escribir desde el cielo con sabor a infierno.

Marcelo (www.mareasdesdemasalla.blogspot.com)